lunes, 23 de febrero de 2015

Crear lazos de amistad y alegría, El Principito.

Este es uno de los fragmentos de uno de los libros más bellos y sentidos que se hayan escrito, El Principito, de Antoine de Saint- Exupéry. Siempre aprendes algo nuevo con él, en cada relectura, y siempre te hace soñar en que podemos ser partícipes de ese mundo mejor que todos imaginamos. Un zorro que conoce al Principito le dice que le domestique para que sean únicos el uno para el otro, pero llega el momento de la despedida y ya es más difícil porque se han creado lazos para siempre y entonces la ausencia se deja notar mucho y duele.
El Principito y el zorro: una amistad verdadera.

Entonces apareció el zorro:
-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz.
 

¿Quién eres? —dijo el principito—. Eres muy lindo...

—Soy un zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el principito—. ¡Estoy tan triste!...
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—. No estoy domesticado.
—¡Ah! Perdón —dijo el principito. Pero después de reflexionar agregó
—¿Qué significa domesticar?
—No eres de aquí - dijo el zorro al principito -. ¿Qué buscas?......
—Busco amigos - dijo el principito - ¿Qué significa "domesticar"?
—Es una cosa demasiada olvidada – dijo el zorro- Significa “crear lazos”.
¿Crear lazos?
Sí - dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.....



Empiezo a comprender - dijo el principito -. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
—El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
—¡Por favor... domestícame!- dijo.
—Bien lo quisiera —respondió el principito— pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
Sólo se conocen las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!....

El principito se fue nuevamente a ver a las rosas:
No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún —les dijo—. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Y las rosas se sintieron bien molestas.


—Sois bellas, pero estáis vacías —les dijo todavía—. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa q quien he regado. Puesto que es ella la rosa quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté ( salvo dos o tres que se hicieron mariposas ). Puesto que es ella la rosa quien escuché quejarse, o alabarse, o aún, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa. 



—Y volvió hacia el zorro:
—Adiós, dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito—, a fin de acordarse.
El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
El tiempo que perdí por mi rosa... —dijo el principito—, a fin de acordarse.
Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—. Pero tú no debes olvidarla.
Eres responsable de tu rosa...
Soy responsable de mi rosa... —repitió el principito—, a fin de acordarse. 

Os dejo enlace para que podáis leer on line esta obra maestra, que habla de la importancia de la ternura en las relaciones humanas y de viajes apasionantes por planetas, acompañados por el mejor guía, el Principito.


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