Queridos
hombres y mujeres:
Os
escribimos un poco asustados.
La verdad es que, como sois tantos los hombres de la tierra, aunque
seamos Magos, no
damos abasto para visitaros a todos en una sola noche y
hemos tenido que aceptar a nuestro lado a algunos colaboradores en
esto de repartir ilusión. Les hemos dado instrucciones para que
actúen como a nosotros nos parece oportuno.
Pero…
nos han salido otros
colaboradores espontáneos
que no tienen nada que ver con nosotros. Y a
veces hasta nos impiden cumplir con nuestra tarea porque
se nos adelantan y en esto de engañar saben mucho.
Os
queremos dar algunas
pistas para
que los distingáis bien y no nos confundáis con ellos, por si os
sirve para este año o para los venideros:
1. Nosotros
no somos tan «majestuosos» como se creen algunos. Aprendimos
hace más de dos mil años de un Niño que eso de ser rey consiste en
compartir,
repartir y ayudar.
Y la verdad es que todo lo que tenemos lo damos. Nos hemos quedado
sin coronas y capas hace ya muchísimos siglos.
2. No
nos confundáis con Papá Noel. Nosotros no nos dedicamos a repartir
los regalos que se les antojan a los niños caprichosos. Atiborrados
de juguetes como están, todo les parece poco y nunca están
satisfechos. Nos
han convertido en embajadores del consumo… y
ya sabéis que nuestra
preferencia es acercarnos a regalar a los niños nacidos en pesebres
y cuevas y puentes y chabolas…
3. Puestos
a regalar cosas materiales, que no es lo nuestro, preferimos lo
sencillo y sugestivo. Esto ayuda a apreciar las cosas pequeñas y
educa para ser austeros. Buscamos
un juguete apropiado para cada niño,
aunque sea un caballo de cartón, un libro de cuentos o unas pinturas
para que aprendan a contemplar el mundo con ojos de artistas.
4. Nada
más que un juguete por niño. El
que quiera dos, que lo pida para los que no tienen ninguno. Nuestra
fiesta es la fiesta del compartir.
Compartieron los pastores en el portal su leche, su miel, su requesón
y sus sopas de ajo. Y compartimos nosotros lo que llevábamos en
nuestros cofres. Y paseando por el mundo nos hemos dado cuenta de la
cantidad tan inmensa de niños que lo necesitan todo: zapatos,
comida, medicinas, libros y material escolar, ropa… Si os han
dejado muchas cosas, seguro que no hemos sido nosotros. Pero seguro
que se os ocurre una forma de corregir eso. ¿Verdad?
5. Nos
encanta regalar cosas útiles a cada niño y a todos los mayores que
se hagan como niños. No
queremos que se pierda la ilusión y las ganas de jugar.
Nos gusta dejar regalos para que los niños jueguen con otros niños
y sobre todo con sus padres y sus abuelos. Los
juegos para uno solo, tampoco son de los nuestros.
6. Y
las pistolas, los cañones, los juegos de guerra, los soldados, las
espadas y los videojuegos de disparar y matar… ¡qué disparate! No
se puede pensar en la guerra ni jugando. ¿No
sabéis que estamos al servicio del Príncipe de la Paz?
7. Nuestro
regalo favorito es el Amor.
Estar cerca de los niños que se encuentran más solos y que más
sufren. A todos los queremos mucho, mucho, mucho… porque todos se
parecen a Jesús. Y les diremos lo mucho que les quiere nuestro
Jesús. Y les enseñaremos a querer, a abrirse a todos los niños del
mundo. Nos
encantan los niños y nos gustaría que todos les quisieran mucho.
Y que siempre fueran niños… Nos da miedo cuando crecen.
8. También
nos gusta el regalo de la Fe.
No son muchos los que nos lo piden, pero qué importante es confiar y
querer al Dios que nació en Belén. Él nos enseñó a convertimos
en un regalo para los otros. Es bonito que estos días penséis en
los vuestros pensando en algún regalo… El mejor no está en los
bazares y tiendas. El
mejor regalo eres tú: sin colonias, sin ropas de última moda, sin…
Tú tal cual eres y con lo que das a los demás.
Melchor,
Gaspar y Baltasar
(Tomado de esta web)
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